22.9.08

CONTRA LO BUENO

-Ande ya, abuela, siéntese de una vez que voy a descorchar.

-¿Descorchar esa mierda? Bah, a mi ponme un dulcecillo de Málaga y si no hay con una cervecita fría me estoy a gusto.

-¿Cómo que mierda, abuela Nieves? ¡Usted no sabe lo que es lo bueno! Que este es un Rioja del año 2002, cosecha de la buena.

-No, hijo, no... yo no sé lo que es lo bueno. No me anduve gastando los dineros en cursillos de enología y gastronomía para que me enseñaran a pervertir el gusto y beber mierda... Que eso es, y nada más. ¿O qué, Ramoncín a ti te gusta esa porquería que se bebe tu papá?

-De vez en cuando no queda mal, abue, un poco de caché vinícola.

-Pues si es por caché o mierché, ahí lo sabra usté... Pero que sea de veras bueno... Eso no se lo cree ni tu santo padre que tanto nos abruma con sus catas de domingo. Que esa mierda, como no sea para ponerse hasta las cejas de alcohol, ni quitar la sed sabe... En cambio una humilde cervecita, así burbujeante, dorada en un vasito de cristal... Uy... eso sí que es de veras bueno.

-Bueno, Nieves, deje de estar metiéndole ideas raras a los niños...

-Ideas raras las de tu marido que ha tenido que sacarse un cursillo por internet para que le enseñen que es lo bueno... Y las tuyas otras tantas, que ya estoy oliendo lo que tienes en el horno y me huele a otro tanto de mierda.

-¡Nieves! No me gusta que hable así en la mesa.

-¿Qué le voy a hacer? A mí se me escapa todo lo que pienso... Pero, a ver, vas a decirme, nuerita de mi corazón, que es lo que estás preparándo.

-Son 'nidos de amor', unos huevos echocolatados con mus de chocolate y lenguas de gato. Y de primero tenemos sopa de castañas.

-¿Ya ves, hija linda, que lo que quieres es darnos de comer mierda?

-La abuela Nieves, será más basta que un serón, pero algo de razón se le escapa de sus labiecillos, mamá.

-Tú, cállate, Rocío, que ¿tú que vas a saber lo que es lo bueno? Si esta receta salió apenas hace unos días en el periódico gastornómico... Es pura alta cosina... otra cosa es que tu abuela sea... sea muy suya en esto del comer.

-Si no es cosa suya, me parece a mí. Sino de todos... porque aquí ya se extraña un pollito asado... un cocido de cerdo... una olla podrida... o acaso unos frigolitos negros con arroz y tortilla.

-¡Ay, Ramón, que ya empiezas a hablar como tu abuela!

-No, nuera mía, se deja hablar que es distinto.

-¿Y luego yo que voy a hacer con todo el trabajo que me costó hacer esta receta? Yendo para arriba y para abajo del mercado, buscando como loca ingredientes que no existen más que en tiendas hechas para ellos.

-Y yo que voy a hacer con mi Rioja 2002.

-Ah, pues bien se lo pueden beber, comer y sorber todo lo que les guste... si acaso de veras les gusta, que para eso saben ustedes que es lo bueno. Por lo pronto, Ramoncín, Rocío y yo nos vamos al puesto de don Chema a ver si tiene uno de esos burros groseros que les chorrea la carne y la lechuga fresca...

-Olé, abue.

-Viva la abue.

-A callar mushashos que me muero de hambre.

2.9.08

CONTRA LA PAREJA

-Rocío, ¿a dónde vas con esa cara y esos lagrimones que te escurren y te enrojecen la cara?

-Déjame, abue que hoy no estoy para bormas.

-Pero ¿qué te ha pasado, hijita?

-Es Raymundo... se ha ido, abuela, se ha ido de mi lado.

-¡Ay mijita, vente para acá! Perate, no me llenes de mocos la colcha. Ven métete aca debajo y acurrucate, mi niña... ¡ay, qué se fue el Raymundo! ¡El Raymundo!

-Sí, abue, sí...

-Oye y ¿quién es el Raymundo...?

-¡Abueeela!

-No llores, hija, no... dime... anda quien es ese...

-Pues era mi novio... ¿quién va a ser si no?

-Ah, TÚ novio... ya, ya, entiendo. ¿Y por eso estas triste, bebecita?

-¿Cómo no estarlo, si ya estoy sola? ¡SOLA!

-No estás sola, niña, aquí estoy yo... y aunque no estuviera yo, tampoco podrías estar sola.

-¿Cómo no, abue Nieves? SOLA... sola como la una, como perra...

-A ver, hija... ¿Cuál es el primer requisito para estar 'sola', como dices?

-Pues no tener novio...

-Na, na, na... Antes que eso... Antes que no tener compañía hay un requisito previo.

-¿Y cuál es?

-Pues que seas 'una'.

-¡Y no seré yo una! ¡Seré dos o tres, como los loquitos!

-No, mija, que a los loquitos se les hace patente la verdad -de que no se puede ser 'uno', pero los muy sonzos no alcanzan a salirse del tema de ser númerarios- y se creen que serán tres, dos o los diecisiete que haga falta. Pero la verdad es que si usted no es una es porque no es ninguna. Porque para haber dos, como en la pareja, se necesita que haya dos 'unos' o lo que es lo mismo... que tenga dos partes cerradas y determinadas. Y tú no eres así, hijita mía.

-¿Pero cómo no voy a ser así, abuela? Si hasta siento que mis carnes están solitas, abandonadas, tristes, sin ser tocadas por ninguna mano que les pase electricidad, que le pase lo que sea... está tan triste de estar sin estremecerse.

-Ay, hija... ¿qué me vas a contar tú a mí? Pero no te das cuenta que eso es lo que viene a confirmar la verdad... ¡que ni tu piel se siente agusto si no tiene otro cuerpecillo en la cual deshacherse y descocerse a besos y caricias! Ya vez, pues, que lo que te gustaba de Raymundo no era que fuera él como 'uno', y en tanto 'uno' era, fuese Raymundo... Sino que lo que te gustaba de veras era que te ayudaba a que dejaras atrás a esa 'una' que crees que eres tú. Y seguro que al Raymundo ese le pasaba igual...

-Pero ¿y mi corazoncito? ¿Y mi almita, que ya no tiene sobre que oídos derramarse?

-¿Cómo que no, hija mía? Si como mucho, lo que tú seas es una pelotita de palabras que se va esparciendo por aquí y por allá, sin enterarse demasiado ni de donde sale ni a donde va. Y si hubiese algo por debajo, que ni sé ni me importa, siempre encuentra sobre qué derramarse, sea sobre tu abuelita Nieves o sobre el aire mismo... ¿qué falta hace? ¡Y cantando ya verás como se te va todo eso!

-¿Cantando?

-Si hijita, deshaciendote de ti misma... que es lo único que puede estar incomodandote en esto de no tener pareja. Deja de ser 'una', mi niña...

-Eso suena a suicido, abue.

-No seas burra, mija... ¿vas a creer que tú misma es ese cuerpo serrano lindo y guapo, del que Raymundo habrá bebido zumos y rezumos de la vida -y que ya habrá cola tras él de niños y niñas que quieran beberselo entero- conTIGO? ¡No, mi niña! Ese cuerpecillo no es tuyo, ni lo que crees que es la vida... por eso, deshacerse de uno no es matarse... sino todo lo contrario, mija, encontrar un respiro de vida buena... De lo que de veras es bueno.

-Ay, abue, hay veces que no la entiendo.

-Mejor así, porque si tú no me entiendes, tu cuerpecito sí, que ya lo siento que se desentume y se relaja bajo estas colchitas. Y anda vamos a dormir un ratito, que también así nos olvidamos de quienes somos, y por ende también del Raymundo ese... y de paso del Rey Mundo.

-Sí abue, durmamos un poquito.

1.9.08

CONTRA LA MÚSICA

-Abuelunga, ¿quieres escuchar este rap?

-Quita, mijo, quita. ¿Quién te enseñó a escuchar esas porquerías y guarradas?

-¿Guarradas, abue? No me sea tan retrógrada.

-Qué retrogrado ni retrograda. Pero anda, Ramoncín, ¿qué dice el rap ese, que en gringo mi no entender?

-Pues habla de lo que hacen los negritos de aquel lado... Ya sabe, abue, pegan tiros, mueven droga y cuando tienen tiempo libre caen a los putiferios donde traen muertas a todas las putitas.

-Muertas muertas las tendrán los condenados. Pero anda mostrenco, tarareame una cancioncilla de esas, para que no me quede con las ganas.

-Híjole abue, no creo que pueda.

-¿No se puede tararear?

-No jefecilla, amenos que te la cante.

-Pus haber, cántala... pero no en gringo... en español, pa' que te de verguenza de oirte, mijo.

-Pus ahí le va, ojo al radio cúbito:
"Uno pal cerro, ocho pal maton
Siete pa tu muerte porque el sur es el mas chingon
No dejo de cargar mi fusca
Donde quiera que yo voy, porque me quieren quebrar"

-Peráte ahí, mijo. ¿Pero quién te va querer quebrar, mocosillo? Como mucho te querran robar ese telefonillo que te compraste con el dinero que ganaste sirviendo mesas como negro... -que es lo único que haz hecho como negro, a menos de que también te hayas guardado un poquito de numerario pa' las chiquitas del congal-. Pero anda, niño... ¿no te da verguenza cantar esas mamadas?

-Pues un poco, abue, pero no es para cantarse así como la canto yo.

-¿Y entonces?

-Pues no sé. Es como para oírla.

-Mi niño, una música que no se canta... vade retro Satanás. ¿No te das cuenta, nieto de las entrañas, malparidillo, que lo que están haciendo es ponerte una mordacill en esa boquita tuya? Que no ves que estas músicas de rap o rop y las que les siguen detrás que es puro ruidillo que para que las niñitas muevan sus teticas y culillos al son de las discotecos y las barras libres -eso sí, con el numerario por delante-, cuando podrían moverlos, enseñarlas y dejar que se las soben -y sobar, ¿cómo no?- de a gratis, sin música rimbobante... y hasta, quién sabe... cantando. Sacando de esos pechitos lo único gratuito que tienen que es la vocecilla... Pero no para cantar a esta ingratitud reinante y que, vien mirado, sólo puede dar vergüenza. Sino cantar cosas que se sienten por abajo y por arriba, con gusto o con rabia...

-Ay, abue Nieves, ¿uste que va a saber de música?

-"Quien canta su mal espanta", niñato baboso, así que alá, a volar pajarillo que yo sé que lo que escuchas te entra por un oído y te sale por el otro... como esas canciones... -porque si pararas en mientes en lo que dicen, caérsete la cara de verguenza habría de- así que alá, fuera de aquí con esos negritos, que mejor estában en su jungla y quehaceres neolíticos -ya imaginarás tú la envidia que me corroe- a estar cantando esas cancioncitas, haciendo las delicias del régimen este que tenemos sobre las cabezas.

-Bueno, bueno, agüela, no se me enoje. ¿Qué quiere que cantemos, o qué?

-Saca tu guitarrita y cántame una que me haga llorar, que me haga sentir de verás otra vez lo que de verás es música... que cuando cojes esa guitarrita se me antoja que escucho los pájaros del jardín y que nada más me podría pasar que fuera más bueno...

-Ora pues, abue.

-Cántame esa de...
Déjame que te cuente limeña...
déjame que te diga la gloria...