30.8.08

CONTRA EL DINERO

Esa cochina mierda que nos meten por todos lados. ¡Al demonio con ella! Que lo quemen, a la chingada.

Y ustedes dirán: "pero hombre, chicos, el dinero no es malo en sí, sino para lo que lo usan. Y si, por ejemplo, lo gastas en pagar putas, drogas, armas, etc., a utilizarlo para ONG's, caridad o hacer una empresa útil, etc., hay una diferencia."

¡Ah, traidor! Si lo que realmente debería molestarte es que te conviertan en Dinero, en que todo tu hacer, tu tiempo, tu vida entera, desde el nacimiento hasta la muerte (y el cariño que vayas repartiendo por ahí, desde a tus hijos, perros y consortes) te lo conviertan todo en DINERO. Y eso ya basta para que lo odiemos con todas nuestras fuerzas.

¿Qué puede ser útil, si nos detenemos a pensarlo? Puede ser, yo no digo que no. Pero hoy por hoy, y trabajando en donde trabajamos, viviendo en donde vivimos y usando el dinero tal y como se usa, no podemos sino escupirlo y odiarlo.

¿Y no va a ser ese el nuevo Dios? Si hasta los curanganos, en vez de hablar de teologías y sus apasionantes problemas (como por ejemplo, ¿cómo la vírgen pudo seguir siendo vírgen aún cuando parió al niño? Porque recordemos que la virignidad, hasta hace pcos lustros, se definía como la non-rotura del hímen, ¿y cómo se puede parir a un niño a través del himen? Lo que nuestros teólogos respondían con metáforas tan exquisitas como: "Jesús pasó a través del himen como la luz pasa a través del cristal") y en fin, dejando de hablar de temas tan candentes, ahora se vuelven a la doctrina social de la Iglesa, que inagurará ese renovador de la empresa ecelsiástica que fue don Juan XXIII: que hasta se le ocurrió dar la misa en lengua vernácula, a lo que el buen Brassens dijo:

"No saben lo que ocurre,
que sin latín, sin latín,
la misa nos aburre."

Y ahora todo se trata de mejorar en la vida, de sacar los cuartos, y convertirlo a uno en un numerario, tanto si cobra o si va a votar: que sepan que toda la vida es dinero, que no hay nada gratuíto, que ya todos estámos divididos, no tanto en los cuerpos y pieles que nos separan -ya lo sabrán ustedes, que de vez en cuando, las pieles y los cuerpos faltan a ese principio de individucación y entre sudores, jadeos y vítores, los cuerpos medio se confunden, no sabiendo de quién es qué brazo ni que lengua, ni nada- y si no en cuerpos, al menos bien partidos en cuentas bancarias personales e intransferibles.

Ah, cuanto no hay que decir del dinero y su falsedad: porque ya ven, ¿no les llaman a estos que les gusta la plata, el numerario, los morlacos, la pasta, etc., no los llaman 'materialistas'? ¡Puaf! Qué soberana estupidez... ¿en qué nos fundamos para llamarlos materialistas? ¡Si ya bien se sabe que lo que ellos compran no son cosas, ni materia alguna... sino CAPITAL! O, lo que es lo mismo, compran DINERO. ¿Y qué es el Dinero sino la idea vacía con la que se puede llenar todas las cosas? ¡Menuda esupidez! Ya se reirán estos cuando les llaman materialistas, cuando la materia, la viva materia que no se puede conocer es lo único que de veras podemos tocar y sentir en nuestros cuerpecillos y nuestros corazones.

Ah, no... ¡Que a los que les gusta el Dinero están sometidos nada más que a la Idea! Y por ello, valdría más la pena que les llamaran idealistas, si quieren seguir con sus prospónimos, que por mí les podríamos llamar, simple y llanamente 'idiotas': así en su asepción original... de ídios del griego, privado. Que sí, porque entre más privados y más fijados en sus cuentas bancarias -qué es al fin y al cabo lo que los hace personas, que sino serían vagamundos y por ello vagos y por ello hasta su propia identidad se contaminaría con esa vaguedad- y más sometidos están ante la Idea de que Dinero es Todo y Todo es Dinero, y ante eso, muertos... Tan muertos como está todo lo que es Idea...

Y todo eso que es Dinero, que hoy día se mienta en todas partes, como la amiga que le cuenta a Susanita: "Uy, mi marido se compró un coche de tantos pesitos", o el niñito que acaba de entrar al mercado laboral: "Pues sí, se paga dos dos, gano equis euros al mes", y que, desafortunadamente no se puede entrar a un bar, cafeteria, restaurante o pasar por un parque, sin que todas las conversaciones estén rondando acerca de lo mismo: DINERO... Porque Todo es DINERO...

NA! NA! NA!

Digan conmigo: Esta REALIDAD que se compra no es todo lo que hay, y por tanto no TODO se compra y por tanto no TODO es DINERO... Siempre queda algo que deveras es materia, que de veras uno lo siente, como el beso de una niña o el lenguetazo de un perrillo o una cancioncilla que no se nos va de la cabeza... o hasta la propia lengua con la que jugamos a dejar de ser nosotros mismos: ¡Ah, cochino dinero de mierda, ojalá y te refundan!

6 comentarios:

ix dijo...

El dinero.

Hay dos presos. Entre ellos estan los carceleros vigilando que no se escapen. Uno es lo que existe, y otro lo que no existe.

Uno es lo que esta bien... lo que esta equivocado, lo que miente.

O uno esta vivo y otro esta muerto.

Uno se define por eso.

Sea lo que sea, lo unico que tenemos son a los carceleros.

No lo se, dime. Lo unico que tenemos es al dinero, o al esclavo.

Lo demas esta muerto o no quiere vivir.

Si queremos vivir, no hay mas, o nos ponemos a nosotros en el quirofano, o ponemos a otros.

Bueno, ese es mi malviaje.

Y odio tu verificador de palabras.

ix dijo...

Ok ok, dinero es eso a traves de lo cual no glorifacamos nada.

Una consecuencia es que digamos, "termino medio? puaf...!"

Ahora, te voy ver a favor de la imposicion?

ix dijo...

Punto y aparte, dame tu opinion:

Decimos muerto porque es lo que tenemos enfrente.

Dime tu a quien matamos cuando olvidamos el nombre, cuando no decimos.


E Mexico decimos, "Espa;a, la madre patria". Dime tu a quien matamos.

O a quien nos cogemos.

"Chinga a tu madre" tambien lo decimos, Y LO MEJOR es que no sabemos a quien nos referimos! jaja

Tengo la impresion de que por aqui nos sacamos los ojos. Pero no.

No no no

apolonio dijo...

Perdoname lo del verificador de palabras... estaba tentado a creer que eras un programa de google o algo así. Ya veré si puedo quitarlo, aunque no prometo nada.

Amanda querida... vamos a decir una cosa y que se me sobreentienda de cualquier cosa que de mi tuvieses noticia: una cosa es lo que se tiene que hacer y otra lo que hay que detener.

¿Tengo que recordarte, como me recuerda usted, que hay que poner gente en el quirófano?

No, niña, no. No me mientes esa ley, que es la más triste de todas cuantas he oído. Amanda, niña, ¿no vamos a dejar que nos coma la resignación?

Hagámos un ejercicio... no somos nosotros. Y en tanto no somos nosotros, revolvernos con toda la virulencia que podamos. Y así cuando tengamos que volver a nosotros, a nuestros estudios, trabajos, cuentas bancarias y cuentas de correo electrónico... igual ya somos menos nosotros mismos, y por ello, menos definidos y por ello... más vivos... y de repente puede pasarnos algo... algo que no estuviese previsto -como nuestro salario y la renta, los exámenes, etc.- y ya ve... aquí mientras nos hablamos nos descosemos...

Y me hace feliz.
Gracias le doy por ello.

apolonio dijo...

¿Imponer? Mi maestro dijo una vez... para decir la verdad hay que exagerar... aunque se mienta un poco.

Porque ya ve, si no exagerara, esto quedaría en... un ensayo filosófico, con sus referencias bibliográficas y lectores bostezando.

Además, no creo que tenga que haya que imponer nada. ¿Quién lo hará?... si intento ser cualquiera, y que hable lo que se tenga que hablar. Sé que no lo lograré, no hace falta que me lo recuerde, pero pues no por eso hay que dejar de intentarlo... igual es chicle y pega.

Cuidese de sus profesores y de sus libros... son los verdaderos enemigos. Aunque ya hablaremos de ello...

Me saca lo mejor de mí, señorita, que es justamente lo que no es mío.

apolonio dijo...

"No lo se, dime. Lo unico que tenemos es al dinero, o al esclavo."

Pero ¿y para qué queremos tener cosas? Si ya mucho muy dificil es vencer la sordera general... y por más dinero que se tenga o se regale... a nadie escuchan ni nadie escucha a nadie.

Y mire que no hace falta tenerla a usted para que me hable y me esuche y viceversa. ¿Y qué pasa? Ya ve, que no todo es dinero, ni todo lo que se tiene es lo que da el regustillo al corazón.