14.8.08

CONTRA EL TURISMO

(DOBLE ENTREGA, PORQUE AYER FUE FIESTA EN MI PUEVLO)

De este tema la verdad es que da asco hablar. ¿Turistas? No son más que imbéciles... amantes de lo teorético, es decir, de lo que se puede saber... y esperan que se les revele -a ellos y a sus respectivas cámaras fotográficas- para así poder escapar de ese horrible aburrimiento y terror absoluto que les ha de surguir en medio del cuerpo cuando se quedan tranquilitos en casa.

Y eso por no decir la marabunta que son, que como hormiguitas se salen a las autopistas, medio a matarse en algún siniestro total, y los que no, a rebuscar un rinconcito de playa en donde tostarse como camarones.

Aunque no menos imbéciles son los turistas culutrales, los rurales, los extemos y los aventureros. Al fin y al cabo, todo se trate de paliar ese sustituto que se tiene en casa: ese trabajo, esa lucha constante en embotellamientos y caravanas, esa televisioncita (que mal que bien) muy por lo bajo se darán cuenta todos que es el síntoma primero de la muerte.

¡Ah! Ciudades hechas para turistas: no para la vida. Porque así tiene que ser todo en el sistema: un momento para trabajar, donde la vida no puede imperar, y un momento, supuestamente para vivir -que serían las vacaciones o el retiro- en donde se supone que uno ya puede disfrutar... Evidentemente, como todo lo mandado, parece que lo único que hace es meternos en una gorda contradicción: y así queremos que el trabajo sea tranquilo y las vacaciones un trabajo.

¡Que trabajo eso de irse visitando los monumentos de tal o cual ciudad europea! ¡Qué gasto más grande de energías eso de andar de acá para allá en taxi o avión para encontrar un rinconcito en la playa sucia y pagajosa, para tumbarse y no hacer nada! ¡Cuánto trabajo cuesta descansar hoy día, ¿no?!

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