CONTRA TI

Estamos, los que vivimos, contra ti. Tú. Sí, no sé quien eres, pero eres... así que estamos contra ti. Con simpleza y limpia conciencia. No nos agradan ni tus gustos, ni que los tengas, ni que no los tengas. Lo que verdaderamente nos molesta es que sea. Que eres. ¡Qué asco!

Eres... y, evidentemente, eres tú. Y siendo tú me da tanta tristeza y tanto palo que no seas 'nosotros'... Tampoco te creas, si estamos contra ti, somos los primeros en estar contra nosotros (aunque no contra nosotros en bloque, así como mandaron a los judíos a los hornos, sino contra nosotros en la medida en que cada uno es uno), así que no cometamos la estupidez sintáctica de convertir a 'nosotros' en una entidad ontológica y dejémoslo en puro índice gramatical. Ese es el peligro con los lenguajes, ¿o no? Que hasta para ordenar una frase ya nos creemos cualquier tontería...

Por eso habríamos de quemar efiges de Parménides. Seguramente es el principal culpable de que empezar a transformar la mera palabra en su residuo ontológico. Y hasta puede que usted se sienta ofendido porque, sin conocerle, estamos contra usted. Pues bien, eso es porque cree que 'usted' es una cosa: principal error de donde se desliza el resto.